La Historia de Amelia Y sus encuentros Con Csanmartin

Siempre que llegan tiempos como este. Invierno temprano, tiempo de nostalgias y también a propósito de tener un plato de arroz blanco con berenjena de almuerzo.  Imagino cómo hubiese sido nuestra  vida,  más o menos un :“Tiempo de Berenjenas” .Y a la memoria y el  gusto llegan referencias de esa  época donde comimos berenjenas y como se sentía en el cielo de la boca . Pastelón de berenjenas. Berenjenas a la parmesana. Arroz blanco con berenjena. "La berenjena es una planta de fruto comestible, generalmente anual, del género solanum dentro de la familia de las solanáceas” dicen que viene de la India, Birmania o China. Y entonces me puse a pensar en la taxonomía y en lo transnacional de aquel amor. Con el paso del tiempo esos recuerdos agradables se posiciona de forma brutal.  Es gracioso y breve a la vez, pruebo berenjenas y en el acto una especie de hermosura melancólica, como una ráfaga directa de los sentidos lo envuelve todo. Las berenjen

Era de conocimiento popular las disputas a muerte del pueblo  las “Damas” y el corregimiento de Jimena de la Candelaria. Toda esta contienda se remonta a la  época de luchas por el territorio, Jimena de la candelaria quedó  con estatus de corregimiento y el pueblo  las “Damas “un lugar más dentro de los límites de La candelaria. Los habitantes  de  las damas llevaban medio  siglo dando ejemplo de organización, aportando profesionales a la nación así como también medio siglo molestos por la decisión de ser unos más dentro del corregimiento de Jimena de la Candelaria. Toda esta disputa llegó a su punto más álgido el día que victorio Asunción Matos Almudhena este último apellido venido de España,  maestro insigne de la comunidad, ejemplo de virtud y arrojo  salió con un grupo de estudiantes del liceo  Jualiana Mèndez a jugar un partido de beseball  en Jimena de la  Candelaria. Mientras iban por el  camino con el calor  las guasábaras volaban y se exaltaban los ánimos de

Cuentan las viejas de la comarca, que las dos mujeres salieron huyendo al mismo tiempo, corrían despavoridas. Clara corría, veía seres de otros mundos, la perseguían, la casa espaciosa se le hacía pequeña,  la polvorienta calle le asfixiaba, tenia el privilegio de nacer de manos de médicos, estrenar el primer  hospital de la comunidad, aveces rememoraban esta hazaña los viejos , ella siempre exclamaba ! de que me ha servido!. Aquella tarde sintió que el sol le quemaba la molleja, volvía de los montes hambrienta, cansada, molesta, con la cara color azabache,  al ver los fogones apagados perdió el sentido y Salió corriendo. Por su lado Ana de los remedios venía con la leña en la cabeza  cuando Onorio Sena llegó a la casa, este siempre malhumorado cuando volvía de los conucos , después de varias botellas de cambulè  estaba como un tizón encendido, pateándolo todo  a su paso, Ana de los remedios con la leña en la cabeza vio  al borracho que iba hacia ella, soltó la leña

Aquel día todo se nubló en las calles de la frontera,  cuentan negros  de la comarca que aquello era   como una "invasión de negros  del otro lado" la 27 se  llenó de emigrantes  que huían a la sequía, el hambre, la sinrazón. El ruido que hacen los caballos en la calle recién asfaltada  , el clerén, la bachata las viejas en las puertas de las casas, las vendedoras con las cubetas en la cabeza y las mujeres tostando maní en el parque, presentían , hablaban de un ambiente raro, de que algo iba a pasar. Nunca imaginaria su destino ni el de su  familia el finado Onorio Sena ,  hombre de pelo en pecho, mitad de aquí mitad de allá, bondadoso, arbitrario, con su sombrero negro de fieltro generaba en quien se le acercaba un respeto alucinante. Hombre de parrandas interminables , incansable en el trabajo, con su botella de clerén, su radito metido en los cerones y una burriquita llamada  Bruni  se perdía por la montaña, la loma que le dicen,  tierra de nadie , mitad a

Se nos fue , una madrugada  de octubre. Un siniestro alteró la cotidianidad del pueblo, de unas vidas. Con él , un puñado de historias, vivencias  y recuerdos que ya fueron: el abuelo, la casa, las requisas, el sueño. El pasado,  tan contradictorio como la vida. Se nos fue: el primo de la comarca, el de los tiempos difíciles, el de las visitas en los días  duros de la dictadura, el que nos dio la mano en un tiempo que no fue nuestro. Con 86 años es mucho lo que se ha vivido y se  argumentará que la muerte es un fin en sí, destino humano, lugar donde iremos todas y todos. Pero, duele, nos duele  que ante la mirada atónita y la impotencia de un grupo de bomberos que no pudieron movilizarse: se carbonizaran unas razones, una vida, cúmulos de años . Muchas primaveras pasaron y otra vez, con el recién descubierto desarraigo ,  nos toca volver a las polvorientas calles del oeste.

La verdad es que el desarraigo de nuestras madres  nos condicionó. No  nacimos en la frontera,  pero,  cada verano vibrábamos por ella. Crecimos con esa necesidad de suroeste,  de sur a lo profundo, de confines de la isla. Sentí Pensábamos el clerén, el mal paso y el contrabando como parte integra de nuestra existencia. Cuentos para dormir, siempre soñando con volver . Capitaleños marginales que anhelábamos el reencuentro,  el volver a los abuelos, a la  tierrita, las historias, a un espacio tiempo que no vivimos y queríamos atrapar . Al son de bachatas y remembranzas de un pasado atravesado por la carencia y el misterio. Gente que solo quería volver a su casa. Quienes se quedaron también exiliados, desarraigados,  siempre con ese sentimiento  de estar,  pero,  no ser parte, ese estar , pero,  siempre querer irse.

  Ruinas de Engombe.  Por aquellos años de 1990 nos vimos en la obligación de mudarnos a una civilización cercana pero distante, muchos  kilómetros hacia dentro, un lugar donde no había luz, ni agua, ni asfalto, y precariamente Vivían seres humanos. Lo que si había por cantidad en aquel inhóspito lugar, eran mosquitos, murciélagos, lodo, y muchos misterios enterrados en aquellas absurdas calles, otrora cementerio del dictador devenido en asentamiento para vivos. Con 4 años tengo estampas  de lo  deprimente de aquello: ruidos nocturnos, cuentos mañaneros de brujas que chupaban niños por las noches, violadores al asecho, movimientos de techos inexplicables; cucú, bacá, falta de luz, agua, recogida de basura, piso, tv.  Y mis ganas de olvidar mucho tiempo después. Cambiamos  el lugar donde nacimos, donde  se hallaba nuestra familia, estaban los amiguitos, los primxs , las calles, los  olores,  las alegrías, además recuerdo mi abuela y mi tío  que nos visit

Camina por las calles del barrio como un ciudadano más, siempre con una sonrisa en su rostro poniendo  en evidencia la falta de………..atención a las personas con  enfermedades mentales,  la vulnerabilidad de nuestro sistema y la solidaridad de nuestros barrios. En el barullo del mercado, la bachata, la guagua anunciadora, el jolgorio de los tigueres en la esquina, los motoristas, el zapatero , la sastrería y en las puertas de las casas, las viejas comentando el devenir entre el sueño y la marginalidad . Dice radio bemba que es primo de un funcionario importante. Con meridiana claridad algunos relatan  cómo una tarde de aquellas el Max bajó de un yipeta oficial, desembarcando en su nuevo hogar, calle 2, 3 y Santa Clara. Por las mañanas algún vecino saca una cubeta con agua o en su defecto una manguera, alguna ropa y  zapato viejo y El Max se asea ante la mirada  de transeúntes que van a sus respectivos trabajos  presos de realidad. De un lado para otro, haciendo

Más que en una mixtura nos convertimos en olvido. Fuimos  poco a poco suprimiendo, enterrando, evitando, relegando de nuestra memoria ese lugar donde fuimos la tribu, pero, en la mirada,  en el habla,  había un tufo,  un halo que revoloteaba sobre las cabezas de aquellxs que no habitamos ese tiempo. Algunxs nos tocó, como las aves migratorias buscar lugar para ser, volar a otros espacios  con otros olores, colores  miradas desde donde dimensionar  nuestra existencia   para poder seguir. Al salir nos encontramos con: Los motorizados La gente que gozaba mucho Gente que iba y venía. Nunca se quedaba El orgullo de la negritud, la migración de los del norte que culminó en la estigmatización de todo     La disco con sus cuartillas de clerén Las hortalizas, con sus arrozales  y el amor por Tío Ho La casa de principios de siglo: reminiscencia de ese otro pasado a la inglesa.      Las ideas políticas que nos dividieron y la gran avenida  que nos 

Hay días especialmente tristes. Días donde las historias más: Viejas Comunes Fugaces Lejanas Cercanas Legitimas anecdoticas surreales   Te sacan lágrimas. Te reviven, viejas Ajadas Lúgubres tontas nostálgicas y cursis heridas. Hoy por ejemplo  en este caribe insular racista, xenofóbico y bailador. Amanecí  con la historia del Maracanazo en mi cabeza...... Las expectativas de todo un país, la frustración colectiva  y el chivo expiatorio: un hombre negro de algún un lugar que no conocí. Luego buscando por la web encontré  este documento auditivo  post mortem Y seguí llorando……………………….

El tiempo me hizo presa de una de sus jugadas, esta fue la gran jugada. Desde la marginalidad del barrio se viven los procesos de forma lúdico/etílico y otras hierbas aromáticas. El tiempo pasó, como pasa la brisa por allá por la frontera: seca, triste, calurosa y trasnochada por las cosas que pudieron ser y no fueron.  fue como el rollo de grama en medio de la carretera solitaria , la polvorienta calle anunciaba un cataclismo de magnitudes inimaginables. Entre la música, el sueño, las bebidas espirituosas........... Los 31 llegaron difíciles. Tocó entender al son de la edad, que cambiar era necesario, todxs cambiamos . el tiempo divino: abre puertas, permite posibilidades, no vacila  Entre el sueño, la poesía, las bebidas espirituosas, noches frente al mar Nos tocó ser.

Crecimos en los márgenes, a la orilla de una ciudad hostil.Siempre empeñada en mantenernos al margen. Somos nativxs de un tiempo donde nos  tocó abrir tumbas,  desenterrar muertos, revivir historias, desmitificar vainas, bailar patica con pan, escuchar a Rikarena, llorar la muerte de papo en pleno apogeo de su carrera, bailar regueton ,hacer pary de marquesina sin tener marquesina . Ver al Pachà dando Fiflà lo sábado, a Corporan diciendo Ayy. A esos muchachxs a  quienes nos crió Televisa y Los Loney , las novelas Brasileñas y los súper héroes gringos  , somos lo que somos,  pero sobretodo fuimos parte de la construcción de nuestra  barriada que hoy se nos sale de las manos. La sentimos tan nuestra que  algunxs se resisten a abandonarla.   Llegamos a ese espacio  territorial en un tiempo donde se estaban definiendo  cosas.  Distante pero cercano, un monte que se estaba poblando con trabajadorxs universitarixs  allí crecimos, allí jugamos también lloramos, y a las 6 de la

Revivir la historia es volver a sentir aquel frió en el estomago, es pensar como pude ser tan torpe de no identificar aquello y decirlo, es enfermarme de nuevo y creer que mi iba a morir. Ese cuerpo no era mío. !Estaba demasiado fea para causar esas reacciones!. Es un favor que te estoy haciendo, no sabes nada, eres bruta, no te da vergüenza. ¿sería yo que lo provocaba? ¡Es tu culpa por tener ese culo tan grande y con el provocarme! El tiempo ha pasado y sigue siendo difícil no sentir ese asco, ese sentimiento de soledad y ganas de irme muy lejos, donde nadie me conozca, donde a nadie le importe nada de mí, donde ser simplemente una exiliada. La palabra exilio es la más cercana para definir lo que en este momento deseo hacer, es mucho el engaño, la manipulación y sobretodo la duda sobre el dolor ajeno.

Fue justo  aquel día, ese día cuando me di el portazo con la puerta del Drink de la Gómez que comprendí  todo lo que sucedía,  aún así lo guardé para mí no lo entendía, no lo podía creer.   para ver positivamente mi vergüenza siempre me digo a mi misma: descuida chica las puertas  tienen un bonito simbolismo pues entras y sales, abren y cierran.   Lo cierto es que mi cuerpo negro,  insular y caribeño no registraba aquel dato, una prueba más de aquella mirada, cuerpo  y  gusto colonizado, colonizado por prejuicios,  por la negación de lo que realmente es,  la vergüenza de una  vida forjada a punta de raíces y cosas muy negras y la necesidad de validación . Ese día me di tremendo portazo, muchxs lo atribuyeron a las 5 jumbo que me había bajado desaprensivamente  y a la decepción  que venía camino de la Santiago a recogerme y hacer fiesta.

Cuando te acostumbras a perder, muchas cosas  pueden suceder Cuando es normal eso de ser ridiculizada, el tema este de que nadie entiende por qué eres de la forma que eres es muy triste. simplemente que se rían de ti por la razón que sea. A veces no andamos de humor pa aguantar vainas. Estamos ensimismadxs y eso de ser la burla es como demasiado. Y soportar... Criticas, Presión, Burlas, Ser subestimadx es mucho, sofoca, oprime . Somos humanxs y nos hartamos de todos y todas............... Al final es bueno que el mundo lo sepa.

El hecho de que alguien se interesara en mi, detonaba las alarmas. El hecho de yo interesarme por alguien,era peligroso. Sospechaba de mí, mis gestos, las miradas, el movimiento sentía que me invadían. Era como si mi cuerpo, mi vida, mi presencia estuviera siendo colonizada por extraterrestres. La vida se convertía en una cosa rara Sentir estaba provocando en mí un miedo horrible.   Es difícil esa sensación de que se quedarán con algo tuyo  , ese vértigo, esas ganas inmensas de no perder la libertad. Una libertad muy mía. Construida a base de miedos, de pérdidas. Una libertad  formada  para esconderme de los otros. Esos otros diferentes, con sus manifestaciones diferentes. Estaba perdiendo la libertad.  La burbuja explotó.

Entonces una comienza a ver las cosas desde una perspectiva distinta, asumir los tiempos y los procesos de los otrxs como normales……. y en ese camino dejar la bola correr. Descubres negaciones necesarias para la convivencia y el amor. No se puede aprisionar. No se puede pedir tanto. No se puede dar tanto. Y  sobre todo no se puede rogar tanto. Forzar las vainas es casi una enfermedad en la sociedad postmoderna.    "El folse indiscriminado " En el camino descubres y  agradeces, piensas, destruyes, construyes   y  finalmente  tarareas el estribillo de aquella canción: “Cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da,  nada más simple no hay otra norma nada se pierde todo se transforma”