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Mostrando entradas de julio, 2018

La penitencia de Rogelio

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Eloisa Ibarra  Vestido de yute. Rogelio  iba con ropa   de yute: como penitencia por un pecado que no cometió. Con una indumentaria de yute para expiar la culpa. Días antes había vendido una cuartilla de clerén al   desparecido   Honorio Sena. Un pecado endilgado por otros, d edos que señalaban,  bocas que susurraban y clientes que no compraban. “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra decía Remigia”. El cambronal quebró, a raíz de una cuartilla de clerén y una botella con raíces que estigmatizaron al hombre y su ventorrillo. En el candente sol  y el insoportable ardor de una zona desértica, Rogelio trataba de mitigar  la culpa endosada  por otros,  con más dolor., c on calor; f uego que purifique su alma. “Yo no lo desaparecí, solo le vendí la clerén” gritaba a los cuatro vientos .  E l dato El rastro. La señal: asumida como  innegable, Rogelio  había cometido el crimen. La gente lo señalaba.

La tierra era nuestra

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Pedro Esteban “Llegaron ellos para acabar con titiri mundati y el pote-cito de sangre” La tierra era nuestra. Las casas también. ¿De quién la heredamos? Nadie sabe.. Si se sabe que hace muchas generaciones estuvimos allí: como hijos legítimos. Y   ahora…. Los desplazados rumbo oeste: con el estigma. Sin tierra.   Y en el horizonte, más allá de mis ojos veo el caserío que se confunde con el cielo: inclinado, azulado , con fisuras. La tierra era nuestra: r umbo algún lugar con los motetes. !La modernidad ha llegado!.  Nada es nuestro. Como hijos legítimos estuvimos allí . Las comunicaciones :  Ruralurbana y  transnacional   blah,blah,blah……. La tierra era nuestra, Las casas también, Llegaron ellos …

El gran Jaguar

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El  dibujo de un jaguar La estampa. Un poste de luz, las piedras y las esquinas; El comienzo de  un mito: principio y fin de un tiempo. La barriada al borde: tropezabas con el jaguar. El jaguar en la hortaliza. El jaguar por el conde. El jaguar   por la arboleda. El jaguar por aquí, e l Jaguar  por allí. El superhéroe anónimo  de  los niños ochenteros del arrabal: fabulando posibles historias, imágenes, leyendas viables.     Y en las afueras: en otro barrio: como el polvillo  que soltaron los tractores cuando desbarataron los postes de luz y las casas: s e regó la voz. !El gran  Jaguar ! Epígrafe de un tiempo ido: en las memorias quedaban las loas al sigiloso paladín de los postes de luz: Y  un niño de la generación X  sueña  aún     con ser como la leyenda: e l adalid  sin rostro  de la comarca. El gran jaguar.