Casa Materna: Cuentos del Desarraigo




La verdad es que el desarraigo de nuestras madres  nos condicionó. No  nacimos en la frontera,  pero,  cada verano vibrábamos por ella.


Crecimos con esa necesidad de suroeste, 
de sur a lo profundo, de confines de la isla.


Sentí Pensábamos el clerén, el mal paso y el contrabando como parte integra de nuestra existencia. Cuentos para dormir, siempre soñando con volver .


Capitaleños marginales que anhelábamos el reencuentro,  el volver a los abuelos, a la  tierrita, las historias, a un espacio tiempo que no vivimos y queríamos atrapar . Al son de bachatas y remembranzas de un pasado atravesado por la carencia y el misterio.


Gente que solo quería volver a su casa. Quienes se quedaron también exiliados, desarraigados,  siempre con ese sentimiento  de estar,  pero,  no ser parte, ese estar , pero,  siempre querer irse.


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