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Mostrando entradas de enero, 2018

Reportando desde la esquina de mi barriada

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Desde mi marginalidad  veo la esquina como un espacio de liberación, así como la bachata, el merengue y el carrandal.  Descolonizamos la manera de divertirnos,  así a lo dominicano: pedestre y barriotero con los sonidos y movimientos que nos provee la cotidianidad a orillas de la ciudad. Sin poses. “Las esquinas son lugares de encuentro, superposición y conflicto, lo que las convierte en generadoras de la diversidad urbana”.  Rural o suburbana,  desde la esquina de la barriada me siento vidente.  En la esquina encuentro maneras de sentir, de ver la realidad  y de escuchar por fuera de todo, es extraña la confluencia de muchos mundos en el: Drink, el bar, el colmadon , la sastrería, el chimi  y la fritura . Cuando hablo de la esquina también pienso  en la esquina del último trago el viajero o el regreso. Fue por ejemplo en la esquina donde me reconcilié con el pasado. Un  pasado bastante negro atravesado por formas de relacionamiento, de sentir y divertirse

Dramas de una princesa vacana 2

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"En este punto no sabia lo que tenia". Cada  vez que el profesor de Matemáticas entraba al aula de cuarto año de bachillerato en el Politécnico  las América yo sentía un estruendo en mi corazón y es que mis encuentros con esta materia trascienden a un pasado tormentoso y lejano. En la primaria me ponía histérica cuando veía los números, sentía que no podía, que el mundo se derrumbaba a mis espaldas, a menudo me parecía que la locura se apoderaba de mí, luego de gritos, peleas, con mi padre, mi hermano, o algún tutor resolvíamos la ecuación y los mareos pasaban. Siento que esas sensaciones determinaron todo lo que haría luego, en la universidad y en mi vida. Al llegar al bachillerato la situación no mejoraba, siempre era víctima de los profesores o profesoras, quienes no entendían tremenda brutalidad y aquel pánico irracional, y me referían a los psicólogos de la escuela quienes tampoco podían hallar la solución a esa posesión maligna. En medio de las r

Flashback de Pasado

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Maribel Alegre Sentimos que ya todo había pasado, el exilio nos hizo olvidar los fantasmas, el trasiego, las requisas, la bayahonda, el  espartillar con su calor del averno y  el misterio se mimetizó con nuestra mirada, nuestro andar. Eran tiempos de cambios,  donde asumimos todo lo que la ciudad desde la marginalidad nos ofrecía, olvidar como  paliativo al dolor producto  del desarraigo, la nostalgia por la guasábara, el hollín del carbón, los convites a la luz de la luna.    Y un día en el viaje del sur al centro de algún lugar de esos que adoptamos  un ave se estrelló con el vidrio frontal del autobús, como una ráfaga de ese pasado  que siempre se niega  a ser olvidado, recordé a Fem. Contaban los viejos que Fem  iba de un país a otro en cuestiones de segundo, nadie comprendía como lo hacía: una especie de espíritu binacional volando de lugar en  lugar, siempre al borde de esa línea imaginaria como pedro por su casa. Un espíritu bondadoso que hablaba de hermanos

El Gran Reto

La chica se sentó en un banco de la plaza se quito los quilo-  métricos tacones y se puso unas chancletas tan planas que parecía descalza. Cuando  observé Aquella escena, ante mi vista se presentaron una sucesión de imágenes sueltas acerca de mi historia con los tacones, lo difícil de andar en la calle, lo imposible de sentirme cómoda   En mi memoria se posó el recuerdo de aquel día: Una amiga celebraba su cumpleaños y me invitó, antes de ir a la fiesta debía pasar por la Universidad a tomar una clase. Como buena inexperta, con poco dominio de lo oportuno o inoportuno de usar zapatos altos, Salí de mi casa con tremendos zapatazos. Todo marchaba  bien,  me monte en mi guagua segura, bella y arrolladora. Al bajar de la guagua inició lo que yo llamo mi pequeño calvario:c uando pongo los pies en la calle se me dobla de manera estrepitosa el pie derecho y yo con cara de avergonzada y adolorida  enderezo  y continúo mi traumática marcha. Llego a la puerta de la univ

El río fantasma

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Museo internacional de arte Naif Cuentan las leyendas que en aquel tiempo la viruela, la diarrea y la desnutrición se confundían con maleficios, las desapariciones forzadas  con la venta de almas; era tierra de contrabando  las almas no escapaban al trasiego. Ver los  muertos desandar a las 8 de la noche era normal. Tierra de militares, el comienzo de la  “patria”  con cañones enfilados en dirección oeste y misterios volando de un país a otro como si fueran un mismo lugar. Un día alguien aprendió algo nuevo: “Es necesario que la modernidad llegue a este pueblo”,  expresaba  el gobernador de turno, "necesitamos que nos conozcan ,  este pueblo necesita dar otra cara al país , la modernidad ha llegado con nosotros: vamos a sustituir  las casitas de barro y madera por un modernisimo complejo de casas esto gracias a nuestro excelso, excelentísimo señor presidente”.      Como pólvora se regó el comentario en el pueblo, aquello fue un alboroto,  una comunid