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Aquella noche precisamente soñé con el mar, el mar  en calma. Un mar al que entrabamos por invitación de alguien a quien no conocíamos, pero nos daba la seguridad de que entraríamos, nadaríamos, tocaríamos el fondo y volveríamos a la superficie con la  experiencia de lo vivido . Hoy exactamente no tengo muy claro quién entró  dentro de quien, el mar o nosotros . Fue raro Fue un momento transoceánico. Abajo, Arriba, delante  Fue sexy Fue liberador Mas extraña aún  fue  la sensación del día siguiente, nosotros , el mar, el mar, nosotros . La calma El mar Seguridad Principio FIN
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No quiero dejar de jugar Dejar de vivir Dejar de soñar Dejar de mirar Dejar de sentir Dejar de amar Son tantas cosas que no quiero dejar de hacer, a veces las tristezas hacen una romería hacia tu vida y se mira una metida en un mágico baile con la desidia   una especie de ritual de soledad. Dolores viejos y nuevos que terminan en nada, esa nada en la que solemos meternos  y de la que es difícil salir. Yo quiero amar Besar Fluir Pensar Comer Bailar, Olvidar Parar ese baile con la desgana y volver a la bonitura de existir
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La forma en que la familia ve al mundo siempre me ha parecido extraña, es como si el dolor y la pena fueran la excusa perfecta para reencontrarse, darse un  amor y cariño frisado por meses, a veces años, y justo cuando alguien muere salen del refrigerador todos esos aromas, sueños y frustraciones de un antaño entre Guasábaras, Bayahonda y resequedad. Dicen que el clima moldea el carácter de las personas, quizás por ahí encuentre alguna explicación. Es una filosofía rara la de esta familia. Supongo que en la Frontera las cosas son diferentes, por eso que dicen, qué es tierra de paso, nunca un lugar para quedarse. La familia lo ha asumido y ciertamente es muy de paso, muy de funeral, nunca un espacio/tiempo  para quedarse y cuando digo esto me refiero a las ilusiones de volver en días festivos, en veladas o en verbenas. Siempre volvemos a los funerales.
Las palabras de amor estaban en su lengua La palabra amor la atravesaba Se enamoraba así, !hasta el pellejo! El amor era pretexto para darse,  poseer,  dejarse poseer por completo, para sentir la   humanidad del otro hasta los huesos y darle la oportunidad de que sintieran las vibraciones de un espíritu en fuga. El amor era más que palabras, amando, amando y amando descubrió lo que no era el amor.
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Tenemos tantas historias metidas en el cuerpo, en la piel,    historias que palpitan, que nos vibran el alma, la mente, el estomago. La guasábara, la frontera, la persecución política, la envidia, el dolor y el desamor. El contrabando, el clerén, los muertos rondando, los vivos desaparecidos/as, quienes    huyeron, los que se quedaron, la tala de árboles, la quema de carbón y los cuentos    del desarraigo. Mucho tiempo después nos descubrimos exiliados/as. Luego llegaron los chinos, la barra de la tía abuela, las mujeres que bebían hasta por los codos, los motorizados, la    hortaliza, los juegos en la avenida, la mujer que no miraba, el hombre gavillero, la vida a orillas del Haina y los sueños de revolución. Tenemos tantas historias que a veces creo que nos quieren salir por los ojos, recientemente nos colocamos al    costado izquierdo en la avenida de los juegos y decidimos contarla. 
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La chica se sentó en un banco de la plaza se quitó los kilo-  métricos tacones y se puso unas chancletas tan planas que parecía descalza, Cuando  observé Aquella escena, ante mi vista se presentaron una sucesión de imágenes sueltas acerca de mi historia con los tacones, lo difícil de andar en la calle con ellos, lo imposible de sentirme cómoda. Apareció el recuerdo de aquel día: Una amiga celebraba su cumpleaños y se requería mi presencia allí, antes de ir a la fiesta debía pasar por la Universidad a tomar mi clase de Ciencias Políticas. Como buena inexperta, con poco dominio de los pro y los contra, lo oportuno o inoportuno de usar zapatos altos, Salí de mi casa con tremendos zapatazos. Todo parecía marchar bien, me monte en mi guagua        Segura  Bella        Y     arrolladora. Al bajar de la guagua inició lo que yo llamo mi pequeño calvario. Cuando pongo los pies en la calle se me dobla de manera estrepitosa el pie derecho,  yo con cara

A en la ciudad de sus maravillas

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Por algún lugar me dijeron que las personas se parecen a sus nombres  estoy casi creyendo que si  (todavía no muy segura) En esta semana de noviembre empiezo a comprobar mi vinculación a los sueños, la relación  que tengo con mis fantasías, como las realizo, las conecto a mi realidad provocando:  Risas, Sollozos, Brincos, Pataleos,  A legrías   alergias  de media  noche  Se diluyen y zasss! La liebre de marzo Para A la vida es una consecución de imágenes en movimientos, sueños e igualdades que muchas veces parecen alucinaciones. Mundillos bizarros, canciones de trova, amores eternos, conejos fumadores y la necesidad constante de  correr… Huir. Noviembre 2013

¿Pa’ qué carajos se pone usted a pensar?

Pienso y pienso, creo que demasiado, un mar de pensamientos invade mi cabeza que se aturde y se convierte en un lío mayúsculo. Las necesidades, los sueños, las tentaciones, esos deseos que llegan de manera fortuita y se posan en la vida de una porque si. En este verano temprano, lo único que logro es pensar, pensarte sería la palabra correcta, te miro, y me miro en ti, pierdo/me   en esos ojos alejados de la realidad, te siento cercano y a mil años luz de mí. Muchos  pensamientos me ahogan, cuando lo que más deseo es romper con ellos,  poner distancia a tanto miedo y hacer realidad los anhelos sin pena a todo cuanto  hay detrás, a todo lo que  sucederás después. Es que el después no me importa, lo que me importa es dejar de pensar, y dejarme abrazar por esta realidad, por ese mirar profundo, esa voz tenue, ¿pensar? Yo ya no quiero pensar!  2015