La fuerza
24 horas de fuego cruzado.
El alza daba inicio a
la larga jornada.
Estado de sitio: las
fuerzas armadas hasta los dientes: con la orden de aplastar la primavera de
cayenas en las barriadas empobrecidas.
Sacando la basura a
lugares más visibles, la
muchedumbre por la libre y el miedo
devenido en rabia.
Herrera reventaba.
A la vanguardia
Segregando todo lo
toxico por las calles
Supurando el dolor.
Y en medio de la
tempestad, por la Venezuela la fuerza se
hizo sentir: leche, harina, los sacos de arroz volaban, las habichuelas en
funda, todo lo que se podía.
¡Expropiación!
¡A la fuerza!
Las verduras, ajíes,
yucas y batatas planeaban por los aires
La calma tensa, en
medio del temporal.
Pepe con un saco de
arroz en mano gritó : ¡No disparen ¡
Todo se detuvo, en
cámara lenta reculaban temblorosos los
hijos de saqueo, el batallón de
cazadores descargó de forma rotunda,
silenciando el desesperado ¡No
disparen!; Lo último que escucharon los vecinos, temblorosos tirados en los
pisos de las casas en el desgreñado
barrio.
Luego todo fue
silencio.
La tanqueta se
ensordeció ante los gritos, con una
ráfaga que tiñó de miedo las
esquinas de todos los tiempos.
Ensanche Altagracia
de Herrera
Abril de 1984
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