Mi orden
Uno de esos días del invierno forzado en la isla, llegaste a
la casa.
Una casa muy mía.
A mi imagen y semejanza:
tallada,
Armada
Organizada
Libros por doquier, botellas de romo malo, colillas de
cigarro , las gomitas de látex regadas por todas partes, la cocina llena de platos de la última fiesta y ropa sucia como de un mes .
Por esos tiempos hablabas de libertad, el nuevo orden a la
hora de relacionarse, que abajo el patriarcado, que los hombres y mujeres debían
ser aliados en la lucha para desmantelar esta sociedad que les oprime y no las deja ser.
Había un panti arriba
de la mesa de noche, manchado con sangre menstrual.
Empujaste la puerta acto seguido dijiste:
¡Que maldito chiquero es este!
¡No parece la casa de una mujer!
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