El hijo de Maria Ilua

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Karen Spencer 

La casa estaba hecha de cartones, maderas viejas y cobijada con  zinc encontrados por allá y acullá ,la puerta  armada con los restos de tanque viejos  y latas de salsa de tomate.

Cada cierto tiempo se escuchaban los gritos del  casero:


"Mi cualto coño: Cuando no la hacen a la entrada, la hacen a la salida"


"Mi cualto coño o llamo la camiona".


De baja estatura, la barriga enorme   y el malhumor de aquellos,  que se llenan los bolsillos rentando  cuartuchos a empobrecidos transeúntes , muy de turno ,  transnacionales ; habitantes del deseo de vida.


trashumantes ....


La casa tenia  forma alargada, por dentro dividida con cortinas de muchos colores,  enseres colgados y trapos sobre la cama,  en una esquina un pequeño altar con velones .


Un gran  promontorio parecía  la habitación maltrecha y llena de trapos.  Maria Ilua años atrás, había llegado  de una comunidad muy al norte, en la difusa linea que divide un país y otro.


"Mi cualto coño";  decía el viejo casero y todos se asustaban 


Con un niño al costado,  por aquellos días:  Un niño como los de su edad: por las tardes  jugando en las calles y por las noches durmiendo  como los de su edad:profundo, Sin miedo a nada.


Como de costumbre Ilua encendía el altar para agradecer y pedir antes de salir a la calle , muy de noche : " de día de puerta en puerta , de noche absolutamente , decía , la calle ta difícil, protección y guía ".


En las noches: daba  servicio en el viejo  majapapa,  ubicado a la orilla de la carretera, cada tanto Ilua  se posaba en la avenida tratando de atrapar  los sueños que transitaban a la media noche sin lugar donde llegar,  para que se adentraran en el fascinante mundo, donde el misterio hacia fiesta .

Apenas comenzaba amanecer cuando el velón amarillo alargó la llama y prendió los cartones  que tapizaban las paredes de la casa de Ilua.

La  llamarada anunciaba el amanecer, las cortinas de colores  se blandían  ante  el fuego que iluminó las viejas calles de la barriada ante la mirada atónita de todos,  mientras el hijo de maría Ilua dormía profundamente .

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