Santiago el dorsú



A caballo, con mirada perdida y  un sombrero blanco,  todos los días a las 6 de la tarde  llegaba Santiago a la vieja casa de palma,  como pregonero de otro mundo,  con palabras de iluminado, una brisa repentina levantaba el polvo en aquella árida tierra.


!Vine a difundir,  decía!


Por esa época la familia se reunía en el patio a repasar lo sucedido meses atrás: Onorio Sena había desaparecido por las montañas: tierra de nadie, espacio tiempo donde la existencia podía ser un ave volando por la difusa linea que divide cuerpos .

En  esas conversaciones vespertinas trataban de mitigar el escalofríos  de  aquella tarde que se oscurecía , el halo de misterio en el pueblo, el ambiente enrarecido, la  radio encontrada sintonizada en otro idioma y la botella de cambulé que echó raíces bajo la mata de baítoa.


Santiago nació después de los mellizos más famosos del pueblo .



Como espíritu desandando por los  caminos, Santiago irrumpía en las reflexiones familiares  de forma abrupta: vine a difundir: pedía un vaso de agua,  y el nerviosismo se apoderaba de todos, el agua rompería,  sacaría a la luz algo:  Remigia se persignaba y le decía: " no hagan caso que ustedes saben que  Tiago e medio loco "


Había una transmisión directa de otra dimensión,  que,  todos los días a las 6 de la tarde intentaba hacer conexión, poco se hizo costumbre aquel episodio . El miedo la interrumpía .


Nadie se atrevía a pasar el agua, había un miedo a una verdad atragantada que con el agua seria canalizada , todos temían a lo que se podía divulgar, a quien podían involucrar . 


Todos los días a las 6 de la tarde  llegaba Santiago a la vieja casa de palma y Regimia se ponía la mano en la cabeza y decía  en voz baja , con miedo a que el dorsú  le amarre las tripas.


" Ete hombre er diablo no va bucá un problema"

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