Una funda llena de sueños
Cuando Remedio se despidió del valle, lloraba desconsolada, nadie sabía el rumbo que tomaba, solo ella,la mente perdida y una funda llena, salió despavorida: le corría al hambre, la tala y la pérdida, al camino de piedra, a las largas noches de trabajo y hambre. Al territorio hostil.
Mientras iba en el autobús, las lágrimas mojaban sus
mejillas recordaba los días en los espartillos, la guasábara volando por el
caliente de la tierra y puyando cada parte de su cuerpo.
Los patrones los contrataban, los hacían trabajar horas muertas
y en ese proceso no había nacionalidad, sexo, género o color, solo eran brazos
informes que depredaban, quemaban y llenaban los bolsillos de teóricos del
nuevo tiempo.
En algún momento de esos donde junto a los hombres del valle formaba los hornos, para la
quema, pensaba en que su vida podía ser: esto, aquello o lo otro, nunca lo que era.
Remedio salió del valle despavorida, con una funda como hatillo:
Ajada
Con grajo
Con el hollín
del carbón metido hasta los tuétanos
Viendo sus
muertos en cada esquina
Con ganas de
nunca más volver.
Triste relato pincelado de una bella manera de contarlo
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