La Historia de Amelia Y sus encuentros Con Csanmartin

Una sombra les acechaba,   eran el retrato de eso que no quería ser nadie. Una especie de halo misterioso les acompañaba al andar. Rostros comunes.   Labios carnosos. Escandalosos al hablar. Miradas profundas. Seres Inoportunos. Atentados en sí mismos contra la modernidad; esa misma   que cuando pasa relega humanidades, seres, cosas del ser. Son eso que nadie quiere ser, ver, escuchar. Bemberria, guacherna, albahaca............. A lo lejos el manantial,  referencia del territorio ancestral. Los marginales rumbo oeste. Edificios enormes, casas de fin de siglo. Tradiciones de la era. Drinks de principio de este tiempo.

Se   olvidaron los sacrificios, la compresión y la solidaridad   de la mayor, La más vieja, la que se hizo cargo de todo el dolor de una generación. De las alegrías que surgían en ese mítico entorno.    Cada cierto tiempo como las evocaciones  de un borracho escuchando bachata en el viejo bar de finales de los 60 se manifiestan   las frustraciones más encarnadas. Se vuelven a diseminar   como   verdad imperecedera. Cobra vida el viejo relato de libertad y estigma, de amor y fiesta, de gusto , pena y gloria . El rumor cobra la fuerza de mito. Y a alguien en algún lugar donde fuimos desplazados una lágrima le brota de los enormes ojos . Dos copas de   vino y muchas botellas de romo malo.   La vieja leyenda se desplazó junto con nosotros: nos persigue, es estampa, mancha huella casi imborrable de ese pasado cuando fuimos la tribu.

Como un escalofrío, vainas que se mueven en mí, se altera el sentido, las vibraciones se dirigen, se coordinan todas hacia ti. Una travesía más allá de mi razón. Es como un embrujo, una seducción que mucho   tiene que ver con Fuego, Tierra, Agua, Viento.  Elementos de aquí y de allá, de una esquina a la otra, de   camino tormentosa, fascinante, Misteriosa, Reveladora de esas otras historias que llevo en el cuerpo, en la sangre.  Hablo de   sentimientos: tan viscerales, tan   fluidos,   tan   de ayeres. Datos de historias no contadas. Tan. Tan. Tan violenta, fugaz ,tierna, duradera , ilegitima . Tan contradictoria  Musiquita   ancestral Mística sensación de que esto nunca terminará.    

Al grito de: Nueve, Palma, Bayona, Aire.  Inicia la épica carrera por llegar a la meta, toda la avenida Kennedy  volao,  Los sonidos corporales, la bachata, el chofer con su gran barriga, la mujer preñá , el carajito llorando, el azul del cielo, y los olores extraños.  Aparece en la escena  el cobrador que con un  palillo en la mitad de la boca dice: " a ti moreno como anoche”. Agarrado de la puerta, cual malabarista cuenta el dinero, chequea que falta uno atrás, y convida a los transeúntes a ser parte de la hermosa travesía. El evangélico con su megáfono dentro del autobus anuncia con bombos y platillos el fin del mundo y la hoguera para pecadores y  una señora con cara de amanecida se toma las palabras  para ella y le dice: ¡Amigo suélteme en banda!                  "Si no quiere que se “alme un bololo ahora mismo”. Una chica voluminosa qu...

Cuando crecía,  veía la frontera como el lugar donde se originó todo, donde comenzó la familia, pero la noción de familia comenzaba a ser más grande.  La pensaba a la frontera  como un espacio de confluencia, donde muchos mundos se juntaban y los pasados revivían. Era tierra de paso, ahora pienso,  el punto medio entre una cosa y otra o más bien una cosa y otra. Siempre fue un tanto mítica la frontera para mí. La sentía,  la pensaba,  la vivía,  la soñaba y cada tanto: En una guagua pública   mwen bagay. Repleta de haitianos y dominicanos, Pollo rey, “Ampil gangú”  Transitaba con bachatas de fondo, maletas enormes, tipos extraños, burla de retenes, papeles de migración  la  línea imaginaria entre la xenofobia y el amor filial. Transitaba por  dos mundos,  siempre al borde. Me volaba las púas, el cerco, la barandilla   que otros intentaban poner. Mientras ...

C uando Remedio se despidió del valle, lloraba desconsolada, nadie sabía el rumbo que tomaba, solo ella,la mente perdida y  una funda llena,  salió despavorida: le corría al hambre, la tala y la pérdida, al camino de piedra, a las largas noches de trabajo y hambre. Al territorio hostil. Mientras iba en el autobús, las lágrimas mojaban sus mejillas recordaba los días en los espartillos, la guasábara volando por el caliente de la tierra y puyando cada parte de su cuerpo. Los patrones los contrataban, los hacían trabajar horas muertas y en ese proceso no había nacionalidad, sexo, género o color, solo eran brazos informes que depredaban, quemaban y llenaban los bolsillos de teóricos del nuevo tiempo. En algún momento de esos donde junto a los   hombres del valle formaba los hornos, para la quema, pensaba en que su vida podía ser: esto, aquello o lo otro, nunca lo que era. Remedio salió del valle   despavorida, con una funda como hatillo: Ajada ...

Hace años En un tiempo del que recuerdo poco.  Te tuve Te amo Te extraño Aún te pienso  Más extraño lo cálido de tus abrazos, tus palabras, tus risas, tus sobrenombres Los platos perfectos, exclusivos: verde y amarillo;   para mí y mi hermanito, nunca nada en la vida ha sido tan mío. Entre la flora y la fauna me pierdo, Me encuentro, Te encuentro, Te pienso, Pasan años, todo es peor En la fauna de nuestros días surgen las  evocaciones de una cualquiera; marginal y ermitaña , los recuerdos se confunden con el flash Back de una  oscura madrugada de un año que no recuerdo . Te levantaste Me despertaste Me agarraste del brazo  Me llevaste al baño me dijiste al otro día :  "ves no mojaste la cama  fea" Fue la única noche en años luz  que no oriné la cama

El extraño ejercicio de dejar ir Esa sensación de que las cosas trascienden, van a otra dimensión Ejercitando la expresión,  y las palabras van tomando cause   y en ese proceso se construyen, se destruyen   y se forman en   progresivo. Caminado, Soltando, Dando Banda Un estado   de acción y   suspensión: un limbo consciente, pensado Extraño ejercicio dejar ir