Reportando desde la esquina de mi barriada




Desde mi marginalidad  veo la esquina como un espacio de liberación, así como la bachata, el merengue y el carrandal.

 Descolonizamos la manera de divertirnos,  así a lo dominicano: pedestre y barriotero con los sonidos y movimientos que nos provee la cotidianidad a orillas de la ciudad. Sin poses.


“Las esquinas son lugares de encuentro, superposición y conflicto, lo que las convierte en generadoras de la diversidad urbana”.  Rural o suburbana,  desde la esquina de la barriada me siento vidente.


 En la esquina encuentro maneras de sentir, de ver la realidad  y de escuchar por fuera de todo, es extraña la confluencia de muchos mundos en el: Drink, el bar, el colmadon , la sastrería, el chimi  y la fritura .

Cuando hablo de la esquina también pienso  en la esquina del último trago el viajero o el regreso.

Fue por ejemplo en la esquina donde me reconcilié con el pasado. Un  pasado bastante negro atravesado por formas de relacionamiento, de sentir y divertirse  de lo más prieto, de lo más callejero, revolucionario y desmitificador de imposiciones sociales, así al estilo de la tribu. Pero también triste, marginado, deslegitimado por la transculturización y todo eso que nos llegó de fuera.


Creo que es un privilegio que a esta edad pueda no tener  vergüenza de la esquina y me sienta con la responsabilidad de  reivindicarla con todo el movimiento que desde allí se genera, se acumula.

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