Flashback de Pasado
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Maribel Alegre |
Sentimos que ya todo había pasado, el exilio nos hizo olvidar los fantasmas, el trasiego, las requisas, la bayahonda, el espartillar con su calor del averno y el misterio se mimetizó con nuestra mirada, nuestro andar.
Eran tiempos de cambios, donde asumimos todo lo que la ciudad desde la
marginalidad nos ofrecía, olvidar como paliativo al dolor producto del desarraigo, la nostalgia por la guasábara,
el hollín del carbón, los convites a la luz de la luna.
Y un día en el viaje del sur al centro de algún lugar de
esos que adoptamos un ave se estrelló
con el vidrio frontal del autobús, como
una ráfaga de ese pasado que siempre se
niega a ser olvidado, recordé a Fem.
Contaban los viejos que Fem iba de un país a otro en cuestiones de segundo, nadie comprendía como lo hacía: una especie de espíritu binacional volando de lugar en lugar, siempre al borde de esa línea imaginaria como pedro por su casa.
Contaban los viejos que Fem iba de un país a otro en cuestiones de segundo, nadie comprendía como lo hacía: una especie de espíritu binacional volando de lugar en lugar, siempre al borde de esa línea imaginaria como pedro por su casa.
Un espíritu bondadoso que hablaba de hermanos de un lado y
otro, unificador de dolencias, curador de enfermedades previsibles en un
espacio tiempo donde faltaba todo.
Fue una escena retrospectiva en pleno ejercicio de olvido de aquel pueblo,
aquella gente que sobrevive en las
cabezas de otros.
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