Embarrada de sangre
Se advierte por las esquinas un  flujo inusitado,  el
reflejo  rojizo que inunda nuestras calles.
Una gran noche rojo
mortecina  se ciñe  sobre las cabezas y los cuerpos mustios de las
orillas 
Y la luna embarrada de sangre.
Cada uno por su lado, en los vitrales, mirando hacia arriba ,  imaginando que se avecina  un cataclismo, la luna cubierta de sangre anunciando la llegada del plomo en caravana; conjeturando,
detentando y ejecutando.
“El sol convertido en tiniebla y la luna en sangre”.
Las bocas  cerradas.
Los ojos arriba, apagados , y el
plomo dando la pauta.
Un auto.
Gritos que se escuchan.
El estruendo y la borrasca.
Ráfaga súbita que provoca sobresalto por los pasadizos  
La  luna se vistió de
sangre 

 
 
 
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